viernes, 26 de febrero de 2010

Poemanía Nº 195 - Dorilda Pereyra

POEMANÍA



la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 195/2009



“El poema es como si la palabra cayera en un

abismo y su consecuencia un grito o el frío del terror

o quizás sea únicamente una pretensión, un acto

de vanidad de quien lo escribe , una forma

de mejorar el mundo…”

Gustavo Soler









Poeta invitada: DORILDA PEREYRA (*)







1
Ese sonido de la lluvia

desenreda cosas en el aire:

El canto de los pájaros

o la telaraña pesada de humedad.



Y las palabras.

Palabras que se amontonan grises

en una orilla de la memoria.



2

Este verano he mirado y mirado el río

hasta que la inquietud consumía la luz

y todo se quebraba despacio.

El agua se ahuecaba en un murmullo

salpicaba los bordes espesos

y arrastraba cosas

recuerdos

pálidas voces.





3



Lo sé

no quiero ver.

Me interno en este río

que canta

busco piedras redondas

las acaricio

las dejo en su lugar.



La primavera

llenó la casa de jazmines.

Dejo que su perfume

me vuelva inofensiva;

lavo mis manos de la sangre de ayer

y me siento a mirar como aparecen limpias

las estrellas.





4

En enero escucho a pájaros hambrientos

posarse en la higuera

lanzar gritos agudos

y luego el sonido de higos que caen

indefensos.



(La higuera se balancea indiferente con sus ramas pesadas.)



El tiempo pasó

y ahora cocino ese verano en almíbar

con el perfume áspero de febrero.





5

Cuando aquí el aire enrarece

busco en las sierras el perfume a hierbas silvestres.



Esa casa tiene olor a albahaca

a pan horneado, y en el patio

desparramados en el suelo

amarillentan los damascos maduros.

Las golondrinas que hicieron nidos en el alero

vuelan veloces

en círculos

chillando de júbilo.

Adentro, las preguntas se detienen.







6

He agregado camalotes

al jardín.

Después de la lluvia

estiran los brazos y sueñan:

Remontan el Paraná

como yo remonto cada día en busca del siguiente.

En esta isla en la que encallamos,

juntos

imaginamos rumbos.





7

Pies hambrientos

agujereados de nostalgia

inseguros, audaces.

Con sed de ríos

transparentes

fríos.

O de la arena tibia

en playas que ahora no quiero recordar.



Hambrientas mariposas de tierra

que acaso sueñan

No importa si ya viejos

se detienen, dudan

y vuelven al punto de partida

a sacudirse espinas.





8
Me coloco mi nombre

que es tan leve

y no es nada

apenas un sonido

sin peso, sin color.



Con él salgo a la noche fecunda

y rompo la nuez que encierra las palabras.







***





15

Cada mañana,

estos pájaros agitan sus alas en mi pecho.

Lo llenan de gritos

de cantos

de un confuso fervor.



Recorren la sangre

donde han hecho sus nidos.









32

Voy a empaparme de zarzamoras

hasta arder de hermosura.



Que anochezcan las tardes junto al río

chorreadas de azúcar

mientras bebemos, recién nacidas

las estrellas.









47

La locura se ha extendió en mi barrio.



Mujeres que perdieron el rumbo

giran sobre sí mismas

ajenas al sol, al frío

como apagadas luciérnagas.



Envejecidas,

caminan por la calle arrastrando los pies,

la cabeza rígida, la vida congelada.



La locura se ha extendido en mi barrio:

es una trepadora que brota en primavera

y florece en verano con pétalos de piedra.







54

La nave me conduce hacia Ítaca:

las grandes luchas pasaron

también el tiempo,

pero en mi corazón

los dioses aún batallan.



Quisiera sucumbir

al encanto de las sirenas,

a este mar espeso, morado,

que se alza amenazante.

Quisiera aflojar los nudos,

ir hacia esas fuerzas desconocidas

seguramente bellas.

No haber conocido nunca Ítaca

ni pisado esa hierba seca y olorosa.

¿Haber sido otra? Quizás.

No esta crisálida clavada a su destino

insultando a los dioses que la alimentan.







59

A veces,

cuando una tristeza madura,

la palabra, si surge,

la libera.







(*) Dorilda Pereyra: nació en una zona rural entre Arroyo Cabral y La Palestina, en la provincia de Córdoba (Argentina) en 1932. Hija de campesinos de origen criollo e italiano, se interesó tempranamente por el arte, por la danza contemporánea y participó en teatros experimentales en Córdoba. Más tarde, ya en Buenos Aires, estudio dibujo y pintura en los talleres de Roberto Páez, Pablo Bobbio y Luis Felipe Noé, dando comienzo a un largo período de trabajo. Expuso en galerías de Córdoba, Ushuaia, Montevideo, Punta del Este, Washington, Utrecht, Paris Amsterdam y Buenos Aires. Coordinó talleres de plástica en esta última ciudad, y años después en Córdoba, donde, ya radicada, realizó estudios informales de literatura con las escritoras Susana Cabuchi, Lilia Lardone y María Teresa Andruetto. Durante cuatro años coordinó, junto a Susana Asselle, un taller de lectura y escritura creativa en una clínica psiquiátrica. Paralelamente escribe. En julio de 2009, la Editorial Babel, editó su primer poemario “Veinte gansos”. Tiene inéditos otro libro de poemas y uno de cuentos.

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