POEMANÍA
la manía del poema…
Hoja literaria de aparición virtual
Nº 195/2009
“El poema es como si la palabra cayera en un
abismo y su consecuencia un grito o el frío del terror
o quizás sea únicamente una pretensión, un acto
de vanidad de quien lo escribe , una forma
de mejorar el mundo…”
Gustavo Soler
Poeta invitada: DORILDA PEREYRA (*)
1
Ese sonido de la lluvia
desenreda cosas en el aire:
El canto de los pájaros
o la telaraña pesada de humedad.
Y las palabras.
Palabras que se amontonan grises
en una orilla de la memoria.
2
Este verano he mirado y mirado el río
hasta que la inquietud consumía la luz
y todo se quebraba despacio.
El agua se ahuecaba en un murmullo
salpicaba los bordes espesos
y arrastraba cosas
recuerdos
pálidas voces.
3
Lo sé
no quiero ver.
Me interno en este río
que canta
busco piedras redondas
las acaricio
las dejo en su lugar.
La primavera
llenó la casa de jazmines.
Dejo que su perfume
me vuelva inofensiva;
lavo mis manos de la sangre de ayer
y me siento a mirar como aparecen limpias
las estrellas.
4
En enero escucho a pájaros hambrientos
posarse en la higuera
lanzar gritos agudos
y luego el sonido de higos que caen
indefensos.
(La higuera se balancea indiferente con sus ramas pesadas.)
El tiempo pasó
y ahora cocino ese verano en almíbar
con el perfume áspero de febrero.
5
Cuando aquí el aire enrarece
busco en las sierras el perfume a hierbas silvestres.
Esa casa tiene olor a albahaca
a pan horneado, y en el patio
desparramados en el suelo
amarillentan los damascos maduros.
Las golondrinas que hicieron nidos en el alero
vuelan veloces
en círculos
chillando de júbilo.
Adentro, las preguntas se detienen.
6
He agregado camalotes
al jardín.
Después de la lluvia
estiran los brazos y sueñan:
Remontan el Paraná
como yo remonto cada día en busca del siguiente.
En esta isla en la que encallamos,
juntos
imaginamos rumbos.
7
Pies hambrientos
agujereados de nostalgia
inseguros, audaces.
Con sed de ríos
transparentes
fríos.
O de la arena tibia
en playas que ahora no quiero recordar.
Hambrientas mariposas de tierra
que acaso sueñan
No importa si ya viejos
se detienen, dudan
y vuelven al punto de partida
a sacudirse espinas.
8
Me coloco mi nombre
que es tan leve
y no es nada
apenas un sonido
sin peso, sin color.
Con él salgo a la noche fecunda
y rompo la nuez que encierra las palabras.
***
15
Cada mañana,
estos pájaros agitan sus alas en mi pecho.
Lo llenan de gritos
de cantos
de un confuso fervor.
Recorren la sangre
donde han hecho sus nidos.
32
Voy a empaparme de zarzamoras
hasta arder de hermosura.
Que anochezcan las tardes junto al río
chorreadas de azúcar
mientras bebemos, recién nacidas
las estrellas.
47
La locura se ha extendió en mi barrio.
Mujeres que perdieron el rumbo
giran sobre sí mismas
ajenas al sol, al frío
como apagadas luciérnagas.
Envejecidas,
caminan por la calle arrastrando los pies,
la cabeza rígida, la vida congelada.
La locura se ha extendido en mi barrio:
es una trepadora que brota en primavera
y florece en verano con pétalos de piedra.
54
La nave me conduce hacia Ítaca:
las grandes luchas pasaron
también el tiempo,
pero en mi corazón
los dioses aún batallan.
Quisiera sucumbir
al encanto de las sirenas,
a este mar espeso, morado,
que se alza amenazante.
Quisiera aflojar los nudos,
ir hacia esas fuerzas desconocidas
seguramente bellas.
No haber conocido nunca Ítaca
ni pisado esa hierba seca y olorosa.
¿Haber sido otra? Quizás.
No esta crisálida clavada a su destino
insultando a los dioses que la alimentan.
59
A veces,
cuando una tristeza madura,
la palabra, si surge,
la libera.
(*) Dorilda Pereyra: nació en una zona rural entre Arroyo Cabral y La Palestina, en la provincia de Córdoba (Argentina) en 1932. Hija de campesinos de origen criollo e italiano, se interesó tempranamente por el arte, por la danza contemporánea y participó en teatros experimentales en Córdoba. Más tarde, ya en Buenos Aires, estudio dibujo y pintura en los talleres de Roberto Páez, Pablo Bobbio y Luis Felipe Noé, dando comienzo a un largo período de trabajo. Expuso en galerías de Córdoba, Ushuaia, Montevideo, Punta del Este, Washington, Utrecht, Paris Amsterdam y Buenos Aires. Coordinó talleres de plástica en esta última ciudad, y años después en Córdoba, donde, ya radicada, realizó estudios informales de literatura con las escritoras Susana Cabuchi, Lilia Lardone y María Teresa Andruetto. Durante cuatro años coordinó, junto a Susana Asselle, un taller de lectura y escritura creativa en una clínica psiquiátrica. Paralelamente escribe. En julio de 2009, la Editorial Babel, editó su primer poemario “Veinte gansos”. Tiene inéditos otro libro de poemas y uno de cuentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario