POEMANÍA
la manía del poema…
Hoja literaria de aparición virtual
Nº 169/2008
“La poesía es un acontecimiento humano,
y la puedes encontrar en cualquier parte,
a cualquier hora, sorpresivamente..."
Jaime Sabines
Poeta invitada: MARCELA GROS (*)
Sé que espero siempre la flor tardía.
Las cosechas no impiden el verano,
las lluvias son estrellas cansadas,
y el pensar,
una trampa fabricada dentro de los sueños.
***
Me busco en la penumbra
y escribo palabras ciegas.
Dedos videntes de un rasguño ciego,
ávidos, hablan el lenguaje de la oscuridad.
Palabras ciegas, sedientas de luz,
palpan el terruño primario del dolor
para rozar apenas el del amor,
que también es ciego.
***
Tal vez,
si respiro el silencio oscuro de la tarde
que se inviste de ocres,
si olfateo a ojos cerrados,
logre dar con las huellas de palabras en bruto que,
como alfarero de generaciones,
moldeo desde la vastedad
de la tierra vieja e inmensa
hasta abrazar un ánfora pequeña,
obvia,
preexistente a las intenciones,
casi casual.
Acaso las descubra el hombre
solitario y cansado,
hombre de cuerpo de barro, sudores y estrellas,
cansado, decía,
de curvar su espalda y mirar la tierra.
Acaso sepa, insisto,
las palabras
que yo no sé
por mirar
tanto cielo.
***
De pie en la noche
y
sin esperar a nadie
la canilla gotea.
Soy fósil en la niebla.
***
Con la vereda en los ojos
caminé ese amanecer de lluvia
deseando ser otra,
deseando no haber sido.
Habría optado quizá por otro rostro,
otra memoria,
otras penas.
De madrugada
la boca amarga y seca,
tu olor en mi sueño.
Quise ser otra
y en cambio
supe
que era yo la que había sido,
absoluta, con la luz inequívoca de la mañana.
***
Siempre trajo la luna de octubre
con la impecable insistencia de rito ancestral,
algunos desórdenes profundos
desde la comarca de la lucidez.
***
Lo que habita en el relámpago,
lo que reina en la espera.
Atestiguo:
silencio, germen que más tarde será nombre.
La oscuridad, hermana de sangre.
El desierto, patria ancestral.
El ayer es enorme y ya es silencio
que pinta paisajes necesarios.
Allí tiendo a buscarme,
suelo encontrarme
y entonces lo rompo
y me nombro.
***
No fui yo quien soñó esos días para la vida.
Fue mi miedo.
Fue mi sombra.
¿Pude acaso desear tardes predecibles?
¿Arañé ese extremo del horizonte?
Me mentí la ilusión de despertares siempre plácidos.
Ese año en que la tierra derramó vinos de terciopelo,
diciembre,
supe que estaba perdida.
Mi mano había soltado el grosor de los cabos
que detenían esa barca herrumbrosa
para sentir los vientos sin brújula.
Para el feliz, deleitoso desastre.
***
Hubo fuego voraz en los hielos del infierno.
Hubo pequeñas muertes en breves paraísos.
Destellos de absoluto.
Certezas luminosas como espejos.
Hubo dagas en la boca del estómago.
El estómago en la boca.
Relámpagos de bocas vivas y vibrantes
como animales que, feroces, dudan
entre devorar o morir.
Devorar para vivir.
No bastan los latidos.
Una territorio vasto, blanco.
Un aire quieto dibujará mi contorno
como ilusión fugaz de paloma en vuelo,
tinta sobre papel de arroz.
Giraré silenciosa sobre mi eje.
No sentiré mis pies
en el más allá hecho de puro horizonte.
Sin opción de párpados,
a ojos cerrados,
se impondrá un paisaje
cincelado con la materia de los deseos insatisfechos.
Desfilarán ante mí,
me hostigarán con una danza frenética.
Asedio insolente.
En un aleteo involuntario,
con las últimas fuerzas,
pronunciaré palabras agónicas
presas en la cárcel de mi boca.
***
Dos o tres cosas al alcance de mi mano.
Nada más.
Y algún libro. Leña seca.
Una copa de vino.
La música exacta.
Recuerdos.
Preguntas.
Menos respuestas.
Un sillón
cuando caigan incendiadas
las tardes sin reloj.
Amigos de los días distantes
y paisajes adheridos a los restos de la memoria.
Para el diálogo con los fantasmas,
una ventana amplia y luminosa.
Ojalá tu mano,
ojalá tu rostro
y el sueño benévolo
para enmarcar mi partida.
***
La vida perenne.
A media noche,
dos hambrientos, eternos insatisfechos,
crean el absoluto en el instante.
Sólo espejismo de saciedad.
(*) Marcela Gros: nació en Buenos Aires(Argentina) en 1959. Estudió Letras en la UBA. En 2001 publicó su poemario "Desde el tiempo detenido". La Fundación Páremai Fractal, de psicoanálisis, toma sus poemas para enriquecer proyectos y jornadas de investigación, algunos de los cuales se ven plasmados en la revista “Texturas”. Participa en “El libro de los talleres IV”, de Editorial Dunken, que será editado en enero de 2009. Además de poeta, Marcela Gros es cantante de música coral. Integra el Coro de Cámara Adrogué, que ha recibido importantes premios nacionales e internacionales, entre los que se destaca el 1º premio en el Festival Coral Nacional de Trelew (1992), y la Medalla de Oro y las 3 Medallas de Plata de las Primeras Olimpíadas Corales de la ciudad de Linz, Austria, en 2000. Actualmente está preparando su segundo libro de poemas. Reside en su ciudad natal.
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