viernes, 26 de febrero de 2010

Poemania Nº 115 - Julia Magistratti

POEMANÍA

la manía del poema…

Hoja literaria de aparición virtual

Nº 115/2007





“No me interesan los poemas bien hechos.

Al verlos mi tentación es decir: Ah, pero no es más que poesía.

Yo busco algo distinto, algo más que un buen poema...”

Raymond Carver











Poeta invitada: JULIA MAGISTRATTI (*)







EA





I



No sabe que está muerta,

sin mirada donde ir a parar;

atravesada por

la arruga mayor

con que se ha desvestido su cara.



La muerte es doble:

en un parte huele

y en la otra crece.



La muerta se sofoca

se apabulla

como un ladrón de frutas,

se desagua.



Y el cuerpo que no puede quedarse.



La muerta ahora nace

atraviesa el huevo

que ha madurado en tierra,



lo primero que ve

son fondos de casas,

objetos vistos desde atrás.





9



La abuela no vio

la guerra por la televisión,

no vio su nombre diciendo nada

en una lista por la paz.



Siente, debajo de la tierra,

trenes que van,

cosas trizarse,

derribamientos.

Y no hay imágenes;

sólo su oído

electrificado por la muerte

escucha a los que están entrando;



hasta que la tierra

termine de comer.





31



La abuela es esa señora

guiñando un ojo,

la más nítida entre todos;

a la que el mundo le ha concedido

el don de mirarnos.



Y no queremos morir.



Dos niñas que intercambian

años y pelos y las flores que

nos crecen cuando vemos

caer agua.



Dos ancianas que juegan

con una muñeca viva y

una muñeca muerta



y hablan el primer idioma de la tierra,

atadas al corazón

como un ancla sumergida en los cielos.



Y hacemos la lluvia

con el mismo esmero con que hacemos las verduras,

y pelamos el maní

para que suene la tarde

salpicada de cosas que también nos duelen;



y los insectos puedan componer

su rosa de los vientos

y la paloma despiojarse de las sombras.



Los días, nos sigan, y los

hijos no nacidos,

nos sigan

para que la abuela no tenga nieta,

para que la nieta no tenga abuela muerta.



¿ Escuchan una risa? Son ellas,

sobresalidas

y criándose.





42



Tierra caliente. Ese olor es el de despúes

de nombrarte a un muerto.



Luego te dicen “Ella anda cerca. Sólo sin modificaciones

puedes modificar el sitio donde ella estaba”.



Pero sobresales.



No puede tu cuerpo. Está

con su andrajo que lo piensa

y su hierro que lo cruza.



Y va por las calles humanas,

picado por los insectos, echando

aguas de sí al mundo.



Y pide espacio, le dan pan,



pide espacio, le dan hueso.







43





El jardín de la casa de mi abuela se está yendo.

Encierra, y no deja salir,

lejanos insectívoros motores.



Miro, y soy la que más está.



También la que más está es una enredadera

que se derramó sobre el tronco del níspero.



Toda vez que es níspero

debería haber resuelto

humedad, rueda, semilla;

pero crece la piedra vegetal

sacudida y sola

en medio del mundo de la rama

y el mundo que es lejos

cuando el níspero aparece.



De igual modo, la niña que no sabe que tiene corazón

truena, hace viento,

se enjuaga de la tierra

ojos colorados,

traga universo que hace perfumes,

tiene dolores blancos,

arenosos, que la hacen más suave,

siempre a punto de dar por terminada la tarde.



Es la que más está.



El tiempo pasa y pasa y se lleva todo.



Tal vez la vida sea esto:

ir olvidando jardines.







(*) María Julia Magistratti: nació en la ciudad de Azul (provincia de Buenos Aires, Argentina) en 1976. Estudió la carrera de Licenciatura de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ha publicados los libros: "Alasitas" (Ediciones Honorarte, 2003) y "EA" (Ediciones El Mono Armado, 2007). Recibió el premio internacional de poesía Letras de Oro de la Fundación Honorarte en el año 2003. Reside en Capital Federal.

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